Es agradable volver a hacer algo que hace mucho tiempo tenías olvidado.
Amasar, relajarte y dejarte llevar por el movimiento de tus manos con la masa
que va cogiendo forma y suavidad a medida que la tratas.
¿Debemos amasarnos a nosotros mismo? ¿Darnos forma? Debemos ser cuidadosos
con nosotros mismos y así seguro que la forma resultante será suave y
manejable.
Y como este buen pan hecho con masa madre, que fermentó sus doce horas en la
nevera, a veces también debemos fermentar lentamente para sacar lo mejor de
nosotros.
Bon profit!
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