Hay algunas recetas que por antigüedad y buen hacer deberían
de pasar de generación en generación.
Esta es una de ellas, mi madre nos la preparaba los
domingos, y todos recordamos esas copitas redondas de cava rellenas de mousse
de chocolate, e incluso nos sonreímos cuando recordamos cuando alguna vez se le
había ido la mano con el chorrito de cognac y estaban bien cargaditas… Pero
como esa mousse ninguna y es fantástico poder saborearla y recordar tan
vívidamente a mi madre. Es una de esas recetas que perdurarán.
He probado otras pero esta será siempre la mejor y la
auténtica, y os aseguro que todos la podéis hacer. Otra de las cosas que hacen
de esta mousse un postre entrañable es el libro de donde está sacada, se trata
de una colección de libros “Los mejores menús de la Abuela” de la editorial
Planeta. Todas las recetas son estupendas y todo con unas ilustraciones
preciosas.
Así que aquí comparto este pedacito de herencia y espero que
os de tan buenas sensaciones como a mí.
Bon profit!
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