Hay un hombre, que es un completo desconocido para mí. Le
veo cada mañana, recorro cada día el mismo camino andando. Veo a las mismas
personas cada día que hacen su camino. No nos conocemos de nada pero nos
reconocemos.
Pero este señor, es el portero de un hotel. Cada mañana
tiene una sonrisa personalizada para todos los que pasamos por ahí delante. He
de reconocer que al principio me causaba cierto reparo hasta que un día me dejé
contagiar por su buen humor y empecé a devolverle el saludo. Como dice mi amigo
Rafa, este señor es un dispensador de buena energía.
Ahora ya me pregunta diariamente como estoy con una gran
sonrisa y ayer me dio la mano. Me intriga mucho saber de donde sale, como lo
hace para desprender tanto sin pedir nada a cambio, tan solo lo hace porque le
apetece. Me contagia y me alegro.
Yo también me siento que poco a poco voy dispensando buena energía. Destinando más tiempo a cosas que me están llenando enormemente y compartiendo todo esto con los demás, y de golpe te das cuenta que se ha creado un circuito que está dispensando mucha energía y buen rollo.
Yo quiero ser un dispensador de buena energía!
Bon profit!
No hay comentarios:
Publicar un comentario