Parece extraño que un ingrediente que ves cada día no te
decidas a cocinarlo. Y me encontré con la remolacha. Tiene un color intenso
morado, mancha tus manos con fuerza y desprende un sabor dulce que impregna de
rojo todo tu cuerpo.
Si compras remolacha fresca, fresca, no le habrán cortado
las hojas. Y es que nunca deberían hacerlo. Estas hojas también se cocinan,
tienen un sabor un poco dulce y son de la familia de las acelgas. Hice una
pascualina rellena de ellas.
Es muy sencillo cocinar, la raíz que es la parte más gruesa
se hierve unos 20 minutos. Y las hojas se pueden comer crudas, hervidas,
salteadas… Pero prohibido desaprovechar ninguna de las partes.
Bon profit!
No hay comentarios:
Publicar un comentario